martes, 4 de junio de 2013

UNA PEQUEÑA REFLEXIÓN QUE VIMOS EN CLASE DE PLANEACIÓN

en la vida siempre tenemos una zona de confort, donde nos conformamos con lo que estamos haciendo y no nos atrevemos a realizar cosas nuevas, simplemente porque creemos que el estilo de vida que llevemos nos proporciona lo que necesitamos, es una vaquita que nos impide desarrollarnos tanto en la vida personal como en la vida laboral.



                             EMPUJA LA VAQUITA   

Un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre y decidió hacer una breve visita al lugar, durante la caminata le comento al aprendiz de la importancia de las visitas, también de conocer personas y las oportunidades de aprendizajes que tenemos en nuestras experiencias, llegando al lugar constataron la pobreza del sitio; los habitantes: una pareja y tres hijos vestidos con ropa sucia y rasgada estaban por ahí.

el sabio y su discípulo se aproximaron a ellos dirigiéndose al padre de familia, el sabio preguntó; en este lugar no existen posibilidades de trabajo, ni puntos de comercio, ¿como hace usted y su familia para sobrevivir?, el señor, calmadamente respondió- amigo mio, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días, una parte del producto la vendemos o la cambiamos por otros alimentos en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada y otros mas para nuestro consumo, y así es como vamos sobreviviendo.

el sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento y luego se despidió y se fue. en medio del camino volteo hacia su fiel discípulo y le ordenó: busca la vaquita, llévala al precipicio y de ahí enfrente empújala al barranco, el joven espantado vio a su maestro y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia aquella familia, más como percibió el silencio absoluto del maestro fue a cumplir la orden, así que empujo la vaquita por el precipicio y la vio morir. aquella escena quedó grabada en la mente de aquel hombre durante algunos años.

un bello día el joven resolvió abandonar todo lo que había aprendido y decidió regresar aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos.

así lo hizo y a medida que se iba acercando al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, una casa grande y bien cuidada y unos niños jugando en el jardín. el joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, acelero el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático, el joven pregunto por la familia que vivía ahí hacia unos cuatro años y el señor respondió que seguían viviendo allí.

espantado el joven entro corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visito hace algunos años con el maestro, elogio el lugar y le preguntó al señor que era el dueño de la vaquita; ¿como le hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida? el señor entusiasmado respondió- nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas, desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora.

todos tenemos una vaquita que nos proporciona alguna cosa básica para nuestra supervivencia, la cual es una convivencia con la rutina, nos hace dependientes y hace que el mundo se reduzca a lo que la vaquita nos produce.

           ¿CUAL ES TU VAQUITA?